martes, 27 de noviembre de 2007

Sobre la Obra. Liberación del Mercurio Filosofal

"El Espíritu no se une a la Materia si ésta no es, primero, perfeccionada"; y no puede serlo a menos que se la reduzca antes a su "sustancia primera". De ahí la necesidad del Arte.

También "la Materia" que ha de ser perfeccionada es Una ("Unus est Mercurius"); pero tiene dos aspectos (agente y paciente)-de ahí que se la llame "la cosa doble" (Res bis: REBIS), "Hermafrodita", "Andrógino", etc. Estos dos aspectos del "Mercurio" son, sintéticamente expresados, su Poder o Virtud eficiente, y su facultad Imaginativa o Creadora. El simbolismo en general los representa mediante los signos de Sol y Luna - que el alquimista toma tal como aparecen en la emblemática astrológica, para representar los sucesivos grados de "la Obra" - que comienza por la preparación separada de cada uno.
Sol es, entonces, el signo representativo del Poder del Principio de Conciencia o LOGOS, de hacer aparecer las cosas. A diferentes niveles, es el Sol, la Vitalidad, la Luz de la inteligencia, etc. Eh relación con la sustancia-"letra", su esencia está representada por el sonido vocal.
Luna representa el poder Imaginativo del Principio de Conciencia o LOGOS - que es uno finitizante, y de ahí la guadaña que expresa el correspondiente signo. A diferentes niveles es la Luna, los ciclos, la ilusión o Poder de Representación. En relación con la "sustancia-letra", su naturaleza finitizante está simbolizada por las consonantes.
Sol es Voluntad y Espíritu; Luna es Alma y peculiaridad. Sol es la Fuerza del Verbo; Luna es lo que la encierra en la Palabra. Aquello-que-Es se manifiesta combinando ambos aspectos y haciendo de ello su Sustancia.
La "Materia" en su estado inicial es ADAM; y "la Obra" consiste en la reversión de la condición en que se encuentra, y en su restitución a su primitiva dignidad. Cabalísticamente, este Regreso, se marca invirtiendo el orden de las letras de ADAM y agregándole la terminación THANAS, que significa Maestro. Así surge Madathanas, el Maestro Perfecto.
ADAM es la "tierra roja" o minio, de cuya reducción procede el PLOMO que es el emblema metálico del estado de "la Materia" en su fase inicial. De las tres cualidades de ésta (Luz, movimiento, Inercia - o Mercurio, Azufre y Sal), la que priva en este estado es la tercera.
Este tipo humano es todo Oscuridad; o, como dice la frase evangélica: "La luz que hay en él son Tinieblas".
La Alquimia asocia esta' condición con el planeta Saturno, cuyo signo indica que en esta
etapa el cuaternario priva sobre el "Mercurio", o más precisamente, sobre su aspecto imaginativo o Formador, al que subordina. Los masones dirían que en este estado "la
Escuadra ensombrece el Compás". La Realidad es, ahora, el mundo objetivo; y todo se hace en función de esa noción. Incluso se llega a suponer que la Conciencia es producto del cuaternario, algo que "viene de fuera", y no algo que se desenvuelve y expande. "desde lo más profundo" del Ser.
Los alquimistas insisten continuamente en que, para el buen éxito de las operaciones es
fundamental "observar el orden de las operaciones". En el caso, no se puede comenzar por la "rectificación del Sol" (o sea de la Voluntad o Virtud) como pretenden hacer algunos; porque todo continuaría referido y subordinado al concepto de que el mundo objetivo
El "Plomo" seguiría como tal sin modificar su naturaleza; la condición "profana" se mantendría incambiada; es más: se vería consolidada en su condición "terrena" y cada vez más alejada de la noción de que "todo Esto" es un reflejo o imagen (luna) de una realidad interior. El hombre se haría cada vez más "animal"; y su alma sería Nephesh y no Ruaj Elohim. Y el signo correspondiente sería el de la Tierra.
Lo primero debe ser, entonces, "soltar" el aspecto imaginativo de su Mente de la atracción de los sentidos que la retiene en la equivocada idea de una Realidad exterior. Mientras eso no se haya producido "el profano" no habrá muerto, y toda esfuerzo no sólo será vano, sino contraproducente.
Tal el significado de la operación llamada "Nigredo" (ennegrecimiento) o "Putrefacción", cuyo emblema - un cuervo junto a una calavera - habla elocuentemente del género de meditación (solución en Mercurio Filosófico) que a ello conduce: la transitoriedad de las cosas y la naturaleza de lo que es permanente; la irrealidad del Tiempo como transcurrir, y la naturaleza de la Eternidad; la vanidad de los pensamientos, deseos, y acciones del hombre mundano; la urgencia de la acción trascendente ante la cortedad del tiempo disponible, y la inminencia de la muerte...